En una comunidad de propietarios, la seguridad es una responsabilidad compartida. Y si hablamos de seguridad, el riesgo de incendios es uno de los asuntos que no se pueden dejar al azar. Un incendio no solo pone en peligro a las personas, sino también puede causar daños materiales irreparables y afectar la convivencia de toda la comunidad.
Pero, ¿cómo se puede gestionar este riesgo de forma efectiva? Aquí te contamos lo que toda comunidad debería tener en cuenta para estar preparada y minimizar cualquier peligro.

1. Conoce la normativa vigente
Lo primero es estar al día con la legislación que regula la prevención y protección contra incendios. En España, el Reglamento de Seguridad Contra Incendios en los Establecimientos Industriales (RSCIEI) y el Código Técnico de la Edificación (CTE) establecen las medidas mínimas que deben cumplir los edificios, incluidas las comunidades.
Estas normativas incluyen aspectos como:
- Instalación de sistemas de detección y alarma.
- Señalización y rutas de evacuación.
- Equipos de extinción como extintores y rociadores automáticos.
- Planes de emergencia y evacuación.
Cumplir con estas normativas no es opcional, es una obligación legal que puede salvar vidas.
2. Instalación y mantenimiento de sistemas de seguridad contra incendios
Una comunidad debe contar con sistemas adecuados de prevención y protección:
- Detectores de humo y calor en zonas comunes y, si es posible, en viviendas.
- Extintores accesibles y revisados periódicamente.
- Sistemas de rociadores automáticos (sprinklers) en edificios grandes o con muchas instalaciones.
- Iluminación de emergencia para rutas de evacuación.
Pero instalar estos sistemas no es suficiente: el mantenimiento es clave. Por eso, es fundamental contratar empresas especializadas que se encarguen de revisiones periódicas y mantenimiento para garantizar su correcto funcionamiento.
3. Formación y planes de emergencia para vecinos
Una comunidad preparada es una comunidad segura. Es imprescindible que todos los vecinos conozcan:
- Los riesgos existentes.
- Las rutas de evacuación.
- El uso correcto de los equipos de extinción.
- Los puntos de encuentro en caso de emergencia.
La organización de simulacros y sesiones informativas es una práctica recomendada para asegurar que todos sepan cómo actuar en caso de incendio.
4. Control de materiales inflamables y mantenimiento de instalaciones
La prevención también implica mantener bajo control los elementos que puedan ser foco de incendio:
- Evitar la acumulación de basura o materiales inflamables en zonas comunes.
- Revisar instalaciones eléctricas para detectar posibles fallos.
- Supervisar áreas como garajes, cuartos de basuras o zonas de almacenamiento.
Una comunidad que controla estos factores reduce significativamente el riesgo de incendio.
5. El papel de la administración y la gestión profesional
Gestionar la seguridad contra incendios no es tarea fácil. Por eso, es recomendable contar con una administración profesional que coordine todas estas acciones: desde la contratación de servicios de mantenimiento hasta la organización de formación para los residentes.
En este punto, empresas especializadas en facility services, como Avant, pueden ser un gran aliado para garantizar que la comunidad cumpla con las normativas, mantenga sus sistemas en perfecto estado y tenga protocolos claros ante emergencias.
No se trata solo de prevenir, sino de estar siempre preparados para actuar con rapidez y eficacia.